domingo, octubre 22, 2006

La vida disfrazada de niña

La vida disfrazada de niña se asoma por una rendija de la puerta. Veo sus ojos brillantes escudriñando toda mi habitación. Creo que me busca pero no me hallará pues no estoy ahí dentro, pero aun así puedo verla.
Tal vez me he convertido en aire o solo es mi alma sin un cuerpo material. Mi cuerpo yace en la cama, acostado boca abajo; parece inerte aunque aun respira pero quizás tenga veintiún gramos menos; escuché que ese era el peso del alma.
Durante mis desvaríos, la niña entró en la habitación, recogió algunos libros del suelo y luego, con expresión de inocencia en el rostro, toco tiernamente mis cabellos y trató de despertarme, mientras yo observaba la escena desde arriba.
Ella, al no ver respuesta alguna de mi cuerpo, cerró los ojos, respiró profundo y sonrió, para luego decir, sé que estás aquí porque te siento.
Sin poder ocultarme mas, decidí volver a mi cuerpo pero al abrir los ojos no había nadie en la habitación. La puerta estaba cerrada y todo en su lugar, ni siquiera el aroma era diferente.
Me sentí desorientada hasta que me convencí a mi misma de que todo había sido un sueño, pero luego recordé el truco de la niña y decidí probarlo. Cerré pronto mis ojos y respiré profundamente tres veces, luego la vi apareciendo mágicamente ante mis ojos con la misma expresión suave, diciéndome que siempre tenia la oportunidad de hacer mejor las cosas, que la felicidad debía ser mi principal meta, que tendría que afrontar mi camino y aprender a vivir con la misma emoción, amor, alegría y constancia que la niña en que ella se había materializado; siempre estando consciente de mis actos.
Abrí los ojos y ya la niña no estaba pero aun podía y puedo recordar las palabras que la vida, en forma de niña, escogió para mi. Tener los ojos abiertos no es estar despierto.

No hay comentarios.: